Carta abierta a la iglesia en América Latina:
Queridos hermanos y hermanas de la comunidad de fe en América Latina. Desde el 7 de octubre hemos visto sucesos devastadores en Palestina-Israel. Las acciones de Hamas hacia los israelíes han sido unos de los sucesos más violentos en los últimos años. Ha sido un suceso doloroso en la sociedad israelí y oramos que esto no vuelva a pasar nunca más.
Por otro lado, la respuesta de Israel ha sido excesiva matando, al 23 de octubre, 5,100 civiles Palestinos, de los cuales el 40% son niños[1]. Al inicio del conflicto fue doloroso ver la respuesta de muchos cristianos en las redes sociales apoyando el ataque de Israel a Gaza y respaldando esto con versículos bíblicos, que han sido sacados de una teología que impera en nuestra región. Una teología donde se nos ha enseñado que Israel tiene derecho a la tierra, que es el cronómetro de Dios, que es una lucha que viene desde el antiguo testamento, que esto debe pasar para que se cumpla el final de los tiempos, entre muchas otras cosas.
Mi llamado hoy no es a debatir esta teología o puntos de vista que imperan en la iglesia, eso lo podemos hacer en otro momento donde la vida de las personas no está en juego. Mi invitación, hoy, es a poner sobre toda esa teología los dos mandamientos fundamentales que Jesús nos dio en Mateo 22: 37-40:
"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
Creo que en estos tiempos difíciles para nuestros hermanos en Israel y en Palestina, Jesús nos recordaría la parábola que dijo cuando alguien le pregunto ¿Quién es mi prójimo? Es esa imagen nuevamente del buen Samaritano, donde parece que como iglesia nos hemos puesto nuevamente en el rol de los sacerdotes y levitas que vieron al hombre sufrir y pasaron de largo. Jesús nuevamente nos dice ¿Quién es tu prójimo? ¡Ámalo!
Sin embargo, dejamos que nuestros dogmas sean más fuertes y no nos paramos a ayudar y levantar la voz por la paz en una situación que lastima y hiere a nuestro prójimo en ambos lados. Pues tanto Israel como Palestina, sufrirán las consecuencias de esta guerra.
Es el amor al prójimo, no importa de que lado, bandera, color de piel, religión o identidad étnica sea; el que nos debe convocar como iglesia a procurar la paz y la reconciliación. Nosotros no deberíamos ser los que alientan guerras y matanzas de personas en ningún lado, sin embargo, los posts que leí me llevaron a ver que el amor al prójimo en la iglesia ha quedado relegado, no son nuestros mandamientos principales.
Oro que Dios nos ayude como iglesia a levantar la voz junto con nuestros hermanos Palestinos para pedir la paz y el alto al fuego en GAZA. Que el Señor nos permita regresar a tomar el lugar de aquel que vio y actuó para ayudar al prójimo, que la iglesia retome su lugar de mostrar a Jesús antes que mostrar sus puntos de vista. ¡Que Dios nos permita como iglesia amar a nuestro prójimo!
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