miércoles, 9 de enero de 2013

Tu Calvario.




Voy entendiendo...
no fue el Gòlgota,
la cruz o el clavo.
No fue la burla
o el desamparo.
Ellos no fueron todo el Calvario.

Tu sufrimiento era la gente:
la piel cansada de los ancianos
los niños podres que te acercaron,
la prostituta que te dio llanto.
En cada historia clavaron manos
(tus manos dulces de hacer milagros).

Tù viste el hambre
donde otros sòlo vieron pecado.
Fue màs feroz el ciego clamando
que el latigazo de los soldados.
Diste màs lagrimas a la miseria
que a tus dos pies son saña horadados.

(Entiendo a medias...
Sòlo me duelen algunas cosas.
Otras, a fuerza de repetidas,
se me secaron.
Y aunque me duelan,
guardo mi llano,
ato mis manos.)

Te iba doliendo,
te va doliendo
el ser humano.
Pero al dolor, tu propio Calvario,
Tù diste hechos, vos y palabras.
¡Yo no lo hago!

Autora: Marta Màrquez