martes, 3 de julio de 2012

Una ciudad de contrastes.

En las últimas dos semanas estuve visitando la ciudad de Nueva York, un lugar admirable con sus grandes edificios, sus magnificas calles llenas de tiendas y lugares de buena comida, sus lujosos autos que en ocasiones pasean por la ciudad y con sus helicópteros que paran en las azoteas de los edificios para dar paso algún empresario prominente.

Nueva York esa ciudad épica de las películas gringas, en donde las personas se enamoran en central park, en donde los sueños se cumplen al llegar, esta ciudad que Frank Sinatra describe como la ciudad que nunca duerme, convirtiendolo en algo literal, pues siempre esta activa, siempre en movimiento.

Es en esta ciudad del país capitalista mas admirado y respetado por mucho tiempo, en donde se ven los contrastes de la opulencia y la pobreza, de la buena vida y de la vida que se gana a diario, con una diferencia abismal entre ricos y pobres, que es de aclararse se repite en muchas ciudades alrededor del mundo quizá en menor escala o similar.

Es en esta ciudad que mientras uno camina por las calles; de la llamada "gran manzana", logra ver personas saliendo de tiendas prestigiosas cargando sus bolsas con compras de algunos cientos de dólares, haciéndolas sentir aliviadas por tener en sus manos una prenda de cierta marca, mientras al otro lado de la cera o a unos cuantos pasos mas uno ve personas pidiendo recursos para vivir el día a día.

En medio de esta disparidad entre riqueza y pobreza, es alentador encontrar organizaciones que trabajan para dar respuesta a estas necesidades, lugares como Bowery Mission y City harvest que dan una respuesta visible a las sociedades vulnerables.

Mi visita abestia lugares me permitió expandir mi visión de lo que podemos realizar en esta hermosa ciudad de Mexico el reto es grande pero se pude realizar algo extraordinario para expandir el nombre de Jesús de una manera real.