sábado, 4 de abril de 2015

Tiempo de escuchar y llorar

El pasado 24 de marzo tuve un momento de estar en silencio en medio de la Ciudad de San Salvador en donde actualmente resido, este tiempo lo pase en los jardines de una plaza comercial que es un lugar "seguro" para poder leer y utilizar el celular, sin embargo es un lugar de mucho flujo de personas que van y vienen de un lugar a otro aceleradas por el estrés que toda ciudad del mundo genera.

Fue en este tiempo en donde comencé a reflexionar que pocas veces paramos para escuchar lo que las personas necesitan, no la sociedad, no la ciudad , las personas, seres humanos que día a día van de un lugar a otro siguiendo la rutina, que cada día se levantan de mañana para conseguir un objetivo, si es que lo tienen. Unos plantean aprender, otros ganar más dinero, otros solo pueden aspirar a sobrevivir y otros solo viven el día a día.

Cuantas veces hemos callado y escuchado? la gente esta cansada que le hablen y que le digan que hacer, son muchos los mensajes que cada día recibe de televisión, redes sociales, radio,amigos, organizaciones civiles, etc. 

El llamado del Señor en este mes a mi vida ha sido escuchar, no hes sencillo callar, pues los que me conocen saben que me gusta platicar y estar bromeando bastante, pero callar es escénicas para poder conversar con las personas y poder mostrarles al Señor en el silencio. 

Ayer tuve la oportunidad de salir a compartir alimento a los indigentes del centro de San Salvador, cuando llegamos el primero en acercarse fue Juan Carlos, un joven de no más de 25 años que conoce de la Bilbia y solía asistir a una iglesia evangélica en su niñez pero que ha terminado en las calles probablemente prostituyéndose para conseguir dinero, pues es trasvertí. Muchos al verlo podríamos enjuiciar su comportamiento y decir como llego aquí, pero si no escuchamos su historia y su transfundo ¿cómo nos atrevemos si quiera a levantar una opinión? ESCUCHAR es la clave saber como llego a este punto cambia todo el concepto que se tiene. No es que el haya querido llegar ahí  sólo, son cantidad de circunstancias en su vida los que lo tienen en este lugar, pero al escucharlo comprendes mas de el y puedes orar mejor por el y mostrarle el evangelio.

¿Por qué queremos que escuchen el evangelio y no damos siquiera un tiempo para escuchar? En los evangelios yo veo a Jesus dialogando con cada persona a la que le comparte, la mujer samaritana, a la que querían apedrear, Nicodemo, tantas personas con las que el maestro platica que no puedo olvidar que el evangelio es RELACIONAL. No pensemos que el llamado es solo a hablar el llamado es también a escuchar.

Amado te animo a andar en el bus sin audífonos y poner atención a la platica de los demás, a poner atención a las pláticas en tu trabajo, ¿de qué habla la gente? ¿Cuáles son sus necesidades?




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